domingo, 20 de mayo de 2012

Instituciones, sociedad y derecho en la política

Índice Introducción, 2. Limitando el poder político, 3. Buscando el beneficio propio, 3. Figura 1 “Los rostros del poder”, 4. Institucionalismo, 4. Figura 2 “Filosofía moderna y racionalismo”, 5. Figura 3 “La burocracia según Max Weber”, 6. La institución de la política, 8. Figura “Las ideas de las instituciones”,8. Figura “Capacidades de los gobiernos” 9. Conclusión, 10. Bibliografía, 10. I. Introducción Muchas veces las instituciones no están para servir a los ciudadanos sino a los intereses de la clase ubicada en la cima del poder, ya que muchas de las mismas se vuelven catapultas hacia cargos más elevados en la escala política. Diversas sociedades a nivel mundial han generado instituciones gubernamentales que han acercado más al ejercicio de las acciones políticas a sus ciudadanos, pero se debe admitir que otras aún están muy alejadas de llegar a estos modelos de hacer la política. Viendo la política es un modo racionalista, los funcionarios públicos querrán detentar el poder por el máximo tiempo posible buscando el beneficio propio y es en este entorno donde la sociedad haciendo uso de su derecho a vigilar el desempeño de los mismos ve en sus instituciones un modo de enlace y coacción en el ejercicio público. El ejercicio del poder debe estar limitado para evitar excesos de aquellos que se encuentran en las cúpulas del poder, supervisando lo que se está haciendo con los impuestos, recursos naturales etc. utilizando las instituciones como un canal de retroalimentación entre ambas clases de la sociedad, el pueblo y la clase política. En el capítulo uno, se hace un análisis sobre el político dentro del marco institucionalista. En el segundo capítulo, vamos a definir el institucionalismo en base a diversos autores del tema. En el tercer capítulo, analizamos la institución de la política, de acuerdo a los intereses de los actores involucrados. El cuarto capítulo, contiene las conclusiones sobre el tema, una vez revisados los contenidos de cada capítulo. II. Limitando el poder político. a. Buscando el beneficio propio. Cuando se habla de una sociedad institucionalizada, entendemos por la misma a un conjunto de actores cuya finalidad es la de alcanzar una posición privilegiada en la estructura dominante, con el fin único de garantizarse beneficios propios de su individualidad. Dentro de la lógica anterior entendemos que los modelos vigentes dentro de la estructura política son permisivos a dicha conducta, la cual debe estar restringida por las instituciones y reglas que conforman la misma. Por lo tanto, una clase que se encuentra envestida con el poder, se encontrara alejada de decisiones que puedan causar situaciones polémicas, ya que las instituciones generaran un equilibrio en la toma de las mismas.(Políticos and Sociales 2006) Lo que se busca es que se ejerza la política “sin cólera ni perjuicio”, sin embargo jamás debe dejarse de lado, la lucha, la pasión y el partidarismo ya que los mismos como elementos de la política, deben de ser parte integral de un jefe de estado, utilizando el mismo además, armas como el carisma y la legalidad dentro de un orden lógico de gobernar que delimite lo que la ciudadanía espera de un “servidor del estado”, como el hecho de asumir la responsabilidad de todos sus actos sin delegar una responsabilidad que es exclusiva de él; la responsabilidad de distribuir recursos y desplazar poderes con el fin de solucionar de manera “política” a los reclamos sociales, pero debemos admitir que dicha solución hará que el funcionario público decida si la misma será en base a su salario devengado o a una inversión que pueda hacer en la misma utilizando su influencia.(Weber 1996) III. Institucionalismo. Mucho se ha criticado que no se han hecho comparaciones genéticas de las instituciones debido a que se cree que las mismas son legitimadas con su "aparición jurídica" (Mény 2000) y es que la organización de servicios se vuelve experimento para políticas gubernamentales haciendo que las instituciones se tornen de cierto modo vulnerables, ya que como es sabido ninguna teoría puede predecir de manera tácita los resultados por venir y esto obliga a que las mismas deban adaptarse a los tiempos en que les toca ejercer su influencia (Shepsle 2003) tal y como podemos ver en la democracia, las instituciones, la cultura y los partidos, han visto su declive institucional reducido a un principio de reconocimiento de su legitimidad, dicho de otra manera la complejidad del concepto de racionalidad utilizada por el filósofo Max Weber, no puede aplicarse a las instituciones del mismo modo en que se utiliza para analizar la ética religiosa y la tradición cultural (Rabotnikof 2005). Y es que las rutinas de la política cuya presencia es inherente al aspecto social de la humanidad son adoptadas por las instituciones y los mecanismos para resolver los problemas surgidos a su interior y están plasmados en sus reglamentos, estatutos y constitución (Shepsle 2003) dichos mecanismos son dirigidos de manera opuesta a la dirección en que la sociedad trata de disminuir y sobrepasar presuposiciones normativas cuyos principios son características de la práctica imbuida en el estado de derecho o visto desde la perspectiva de la sociología se busca mantener dicha complejidad a través de una contra regulación (Habermas and Redondo 1998) lo anterior nos muestra el interés por las instituciones no es exclusivo de la ciencia política. A través de la historia los analistas se han visto obligados a ver al estado y sus instituciones políticas como factores independientes para ordenar y comprender la vida de la colectividad (March and Olsen 1997) desde este punto de vista la ciencia política contemporánea sostiene que "las instituciones importan" y los estudios relativos a las mismas relacionan sus logros con resultados propios del ámbito económico (Tsebelis 2005) sin embargo, teorías como la de la elección racional cuya dependencia es la decisión del individuo para maximizar la utilidad hacen ver una contradicción en el intento de relacionar las instituciones y sus influencias restrictivas, sin embargo los racionalistas institucionales están conscientes que es dentro de las instituciones donde transcurre la mayor parte de la vida política y para explicar la misma deben teorizar el rol y la índole de los institutos políticos (Peters 2003). El institucionalismo es una forma de organización política de las sociedades basada en sus principios, lo que da un marco de legitimación y supervisión entre la élite en el poder y la ciudadanía. A pesar de lo antes descrito, debe admitirse que no hay sistemas políticos que deban permanecer refractarios y a su vez no pueden constituirse en materia dúctil donde instituciones e ideas importadas puedan dejar su huella, estos sistemas tienen su origen en revoluciones o el uso de la fuerza (Mény 2000). Lo antes descrito, nos hace pensar en un tipo de comunidad cuya fundación no está basada en la raza, la religión y la tradición sino por el contrario en la agrupación de valores e instituciones cuyo único fin es lograr un lugar común, visto como una especie de "hogar público" donde el fortalecimiento de lo "público" se basa en la fortaleza de los institutos englobados en un estado de derecho, con un poder judicial efectivo y una separación real de poderes (Rabotnikof 2005) estas instituciones oficiales como los tribunales, la burocracia el poder legislativo y el poder ejecutivo no se encuentran de manera exclusiva en la esfera pública y su configuración es el resultado de equilibrar el deseo de sus actores internos con lo que requiere el medio externo (Shepsle 2003) y sus prácticas y organización buscan promover el bienestar de otros así como el propio, esto vuelve a las mismas aceptables a “suficientes” personas (Habermas and Redondo 1998). Lo que buscan las teorías de las instituciones políticas es describir de manera primigenia como el proceso para desarrollar una identidad, pertenencia, dirección y propósito, es el fin último de la toma de decisiones en la política “institucionalizando” la definición individual de un colectivo específico (March and Olsen 1997). Las instituciones son comparadas en base a su capacidad para cambiar la política vigente y en algunos casos por el modo en que controlan variables que exhiben lo que prefieren los gobiernos (Tsebelis 2005) la intención es que el estado se transforme en un "compromiso" y las instituciones al interior en "válvulas" que contrapuntean a la democracia y a la monarquía (y viceversa) por medio de un "contrapeso", este enfoque teórico nos dice que las instituciones son conjuntos de incentivos y reglas que establecen condiciones para una racionalidad restringida mismas que construyen un "espacio político" donde actores interdependientes pueden ser funcionales (Peters 2003). IV. La institución de la política. Muchas voces se alzan contra el estado moderno al cual califican de haber vuelto a la política y a la misma sociedad en una administración doméstica monopólica (Rabotnikof 2005) debido que los ojos de la población el juego que juegan los partidos políticos está basado en sus propios intereses (Weber 1996) y sería inocente pensar que los mismos se esforzaran en solucionar problemas cuya aparición es esporádica y de poca importancia (Shepsle and Bonchek 2005). Esto obliga a pensar que la política opera de manera singular basándose en criterios propios, que se alejan en distintos grados del modo en que la mayoría de la gente piensa y realiza sus acciones basándose en la economía, la estética y la moralidad (Schmitt and Agapito 1998). Los gobiernos regulan todos aquellos problemas que surgen en ámbitos de acción que están interrelacionados a través de la política social. Sin embargo, a pesar de lo antes expuesto el crecimiento en recursos y complejidad de las instituciones cuyos ámbitos de acción se encuentran en lo social, político y económico, ha hecho de las mismas entidades que son cada día más importantes para la comunidad (March and Olsen 1997) por lo tanto, la ciencia relacionadas con la política debe buscar respuestas coherentes a la imperiosa necesidad de comprender de manera honesta los datos emanados del entorno político (Arendt 1995) esto quiere decir, que los científicos políticos deben estar interesados en la toma de decisiones del llamado "sistema político" revisando y calificando a los gobiernos en su capacidad para resolver los problemas sociales una vez que éstos aparezcan (Tsebelis 2005) y es que las mismas una vez que son tomadas influirán en la política predominante de una manera definitiva y prolongada (Peters 2003) y es que no debemos olvidar que cuando hablamos del "estado" estamos hablando de lo "político", un "estado" que no es más que un pueblo organizado dentro de un margen territorial definido (Schmitt and Agapito 1998). V. Conclusión. La aspiración al poder, es una condición y derecho de todo ser humano; pero la regulación del poder mismo es la base en la cual toda sociedad busca evitar abusos en base a instituciones que permiten una interacción entre gobernantes y gobernados. Sin embargo, los países más industrializados del orbe han visto como la esfera política ha sido “invadida” por la cúpula empresarial que busca el papel de “mediador” con el único propósito de llevar las decisiones institucionales por vías que le sean más favorables a sus fines de mercado. Es por esta razón que comienzan a aparecer instituciones alternativas arraigadas de manera cultural, con una estructura organizacional débil; y un modo de ver el sentido de lo público de manera distinta, de una manera que no es colectivo, abierto y manifiesto del problema que pretende solucionarse. Debido a esto las instituciones deben organizarse especificando estructuras y procedimientos, para especializarse en su división y jurisdicción, llegando de este modo a la descentralización funcional, supervisando el desempeño de las subdivisiones como un mecanismo de control a aquellas acciones que contradigan el objetivo de la institución misma. A pesar de todo hay quienes se pronuncian a favor de instituciones con incentivos negativos, o reglas y positivos o incitaciones; con el objetivo de diseñar modelos tendientes a lograr resultados en el modo de comportarse de los individuos para su beneficio propio, volviéndose esto, una dinámica de los mismos. Las instituciones son, las “reglas del juego” para las sociedades o visto de otra manera un modelo de limites ideados por el hombre para regular el modo en que interactúa la raza humana, una definición muy parecida lo que se conoce como “institucionalismo normativo”. Bibliografía Arendt, H. (1995). De la historia a la acción, Paidós. Habermas, J. and M. J. Redondo (1998). Facticidad y validez: sobre el derecho y el Estado democrático de derecho en términos de teoría del discurso, Trotta. March, J. G. and J. P. Olsen (1997). El Redescubrimiento de Las Instituciones: La Base Organizativa de la Política, Fondo de Cultura Económica. Mény, Y. (2000). Las políticas del mimetismo institucional, Centro de Investigación y Docencia Económicas. Peters, B. G. (2003). El nuevo institucionalismo: la teoría institucional en ciencia política, Gedisa. Políticos, U. N. A. d. M. C. d. E. and U. N. A. d. M. F. d. C. P. y. Sociales (2006). Estudios políticos: revista del Centro de Estudios Políticos, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional Autónoma de México. Rabotnikof, N. (2005). En busca de un lugar común: el espacio público en la teoría política contemporánea, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Filosóficas. Schmitt, C. and R. Agapito (1998). El concepto de lo político, Alianza. Shepsle, K. (2003). Acuerdos políticos en los marcos institucionales, Asociación Española de Ciencia Política y de la Administración. Shepsle, K. A. and M. S. Bonchek (2005). Las fórmulas de la política: instituciones, racionalidad, y comportamiento, Taurus. Tsebelis, G. (2005). La toma de decisiones en los sistemas políticos. Actores de veto en el presidencialismo, parlamentarismo, multicamealismo y multipartidismo., Ediciones Universidad de Salamanca. Weber, M. (1996). Economía y sociedad: esbozo de sociología comprensiva, Fondo de Cultura Económica. Zimbardo, P. and G. S. Barberan (2008). El efecto Lucifer: el porqué de la maldad, Paidós.

0 comentarios: