El último de los últimos álbumes de Richie (según sus propias palabras) no es que sea el Plastic Ono Band de Lennon y quizás no una copia al famoso título de Eminem "Slim shady" donde tararea "my name is what", pero si nos muestra la psique de el cuasi octogenario baterista, en esta etapa de su vida.
Y es que, desde su constructo, esta obra pintaba para lo que es: un disco personal, para amigos y tener algo “fresco” que ofrecer en su nueva gira, el mismo, fue grabado en el estudio de su casa.
La mayoría de las canciones son en un cincuenta por ciento de corte doméstico, dónde podemos respirar la tranquilidad que puede dar una buena cuenta bancaria a tan avanzada edad, y para muestra basta un botón, con el refrito de “Money”.
Treinta por ciento, son aquellas que tienen que ver con la sociedad, consejos que las personas mayores acostumbran a dar a sus hijos y nietos para vivir la vida en paz, un diez por ciento de índole noticioso y otro tanto igual de poesía, completan el cuadro Starkeyniano.
Obviamente, ante un ambiente de tal atmósfera, el disco tiene un sentimiento positivo en sus letras en un 80% y el resto se reparte a partes iguales entre el negativismo y la neutralidad.
Probablemente Ringo Starr, estaría más tranquilo con su mujer, unos alcoholes y dándose la gran vida, pero entre el cuñado y todos los de la All Star Band, han de ser los incitadores a poner a grabar música nueva al ex beatle, ya que de dejar de hacerlo se les acabaría el trabajo que tienen a costa de parasitarle.
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