viernes, 22 de abril de 2011

El Colorido (y roja)

El colorido esta oculto bajo la escalera, detrás de la máscara oculta a la par de su rostro sus malignas intenciones.
Está planeando lo que será su primer asesinato, hasta ahora solo ha experimentado quemando hormigas con la refracción solar a través de una lupa.
La muerte lo ha obsesionado desde que vió como atropellaban a un perro y el correr de la sangre le estremeció el cuerpo, no pudo dejar de sentir algo de envidia por la persona que detrás de volante había hecho de su vehículo una mortal arma depredadora de vida.
Sus opciones para matar eran solo dos: el veneno para ratas o la cuerda para colgar la ropa, estaba pensando en decidir cual utilizar jugando con sus dos manos a piedra, papel o tijera.
La respiración del Colorido, se entrecortaba por la excitación mientras sudaba copiosamente tras la mascara de yeso, pintada a mano en diversas tonalidades que le daban nombre a su alter ego.
En la mano derecha, una caja con una flor hecha de un vaso le plástico, simulaba una planta carnívora a la cual le había nombrado "roja" de la cual pensó que un juego como el que deicidiría la forma de despedirse de este mundo de su víctima solo podría hacer la figura de "papel" pero igual no importaba.
El Colorido, decide no alargar mas su ansia asesina y comienza el juego de azar mientras decía en voz alta: "¡piedra, papel o tijera!"
sus músculos antes tensos se relajan para llevar a cabo al final de la extremidades superiores la figura que decidirá el ganador.
¡Felipe, vente a cenar! Se oye una voz femenina gritar ¡ya voy mamá! Responde el Colorido, mientras que rapidamente esconde la máscara y la flor falsa en el compartimento oculto abajo de la escalera, después de todo; tener seis años daba mucho tiempo de sobra para jugar... Y matar.
Mensaje enviado desde mi BlackBerry de Nextel

sábado, 16 de abril de 2011

Un Nuevo Día

Casi no había dormido esa noche, durante sus cincuenta años de vida, nunca habia recapacitado sobre lo que la misma, significaba.
Sin embargo, esta mañana en especial, había observado con atención el modo en que la obscuridad de la noche daba paso al nuevo día.
Aspiró con toda la fuerza que sus pulmones fueron capaces el aire fresco que entraba por su ventana, y a los lejos alcanzó a escuchar como los pajarillos comenzaban a cantar su oda a la naturaleza y sus actividades cotidianas.
Pensó en todas la ocasiones que se levantó sin haber observado todos estos detalles, el sol asomando por el horizonte, el modo en que el sonido, los sonidos; alrededor se iban incrementando, conforme las personas se iban incorporando y preparando para ir al trabajo, llevar los niños a la escuela o ir a hacer las compras.
Imaginó el olor del café en el desayunador familiar, combinado con el de un tocino frito a un costado de unos huevos estrellados, el sonido de los platos depositados en el fregadero al terminar de consumir todos sus alimento, y la voz de la mamá apurando a todos por que ya se hacía tarde.
Tocó la pared y por primera vez disfrutó la textura de la misma y casi de manera instántanea comenzo a tocarse la manos, las cuales llevó a su cara y recorrió la misma hasta terminar en su nariz y su boca, sintiendo su aliento como prueba irrefutable de que estaba vivo.
Como se consideraba un hombre de maneras sencillas, esta fecha en especial; comería su platillo especial: una hamburguesa con papas, la cual una vez llegada a su mesa, degustó de manera lenta y a su mente vino la idea de que los seres humanos comen para retrasar lo inevitable.
Procuró no manchar sus ropas ya que quería estar impecable en esta fecha en particular, donde todos los detalles habían cobrado especial relevancia.
Un fuerte zumbido, acompañado del roce metálico de una reja al abrirse lo sacó de su letargo, y mientras era esposado por los guardias que lo encaminarían hacia la camára de gas, admitió en su interior que era lo justo, por haber quitado a diez niños la oportunidad de disfrutar la vida, tal y como el lo había hecho desde el amanecer.
Mensaje enviado desde mi BlackBerry de Nextel

domingo, 3 de abril de 2011

Ashma "Cerdo Negro"



Cerdo Negro
(Hector Colon / Edgar Colon)

De las entrañas del infierno
Un cerdo negro
Se acerca a mi cuerpo
Devora mis miembros

Empiezo a gritar
Dentro del ataúd
Y el cerdo dice:
"Te llevare a los infiernos"

Derechos de autor reservados Hector Colon / Edgar Colon

Black Pig
(Hector Colon / Edgar Colon)

From the guts of hell
A black pig
Approaches to my body
Devours my members

I start to scream
Inside the coffin
An the pig says:
"I'll take you to hells"

Copyright Hector Colon / Edgar Colon