lunes, 21 de diciembre de 2009

Un día en la vida de Paul McCartney (Cuento)

Era uno de esos días en que Paul McCartney, se daba un tiempo para pensar y no trabajar. Levántose de la cama a las ocho a.m. y asomándose a la ventana, encendió un cigarrillo (la marihuana hacia tiempo que la había dejado, desde los sucesos que culminaron con la cancelación de su gira en Japón.

Alcanzo a ver a la tercera generación de su perra Martha, jugando en el extenso patio, de manera despreocupada, las notas de su famosa canción empezaron a ser tarareadas por el escarabajo de manera inconsciente, había sido una buena composición de los viejos tiempos.
Recordó, como John, menciono alguna vez que era difícil venir de una banda donde con un solo pestañeo los demás miembros sabían que hacer, y en efecto era verdad, después de haber colaborado con Costello o Jackson, por solo citar algunos, Macca (como es conocido cariñosamente en el Pool) sabia que nunca encontraría otro como el maestro Lennon, un guía visionario y talentoso.
Se sentó al piano y empezó a tocar aquella balada que hiciera en memoria de su antiguo compañero “Here Today” y pensó que quizás habría quedado mejor con un arreglo en el teclado que en las cuerdas de la guitarra como se grabo, pero en fin George Martin, se las había arreglado bien bajo su supervisión.
Aunque algo renuente con la música hindú de Harrison, el mismo Paul, había utilizado instrumentos de la India en su “Driving Rain” y aunque le había gustado el resultado, se juro no hacerlo nuevamente, esas eran las cosas de George, el beatle callado.
En estos momentos de recuerdos Paul, apagaba celulares, televisión y cualquier distractor que pudiera ver, realmente se aislaba del mundo exterior.
Su adorada Linda, su compañera, ya no estaba mas, pero su premio en Cannes, por el cortometraje de “Seaside Woman” había sido uno de sus mejores momentos como pareja, y lanzo una exhalación de fastidio cuando pensó en los doscientos millones de libras que había tenido que pagarle a su ultima mujer, todo para evitar un escándalo, que era lo menos que quería el ex beatle.
Nadie sabia que aquel disco de la supuesta reunión con Lennon, solo había sido una mala broma de unos disc jockeys de los Ángeles, pero en fin se había detenido el avance de la farsa por lo medios legales pertinentes, aunque la piratería y el Internet habían contribuido a agrandar el mito.
Se levanto del piano y puso a dar vueltas por la sala y recordó esa tonada de George llamada “circles” la cual hubiera tenido mejor fortuna, de haber estado los cuatro reunidos para su arreglo, bueno los cinco con Martin.
En cuanto a su paso por la música clásica, pensaba que lo mas exitoso había sido el “Liverpool Oratorio” mas que “Standing Stone” y por ende había querido repetirlo con “Ecco Ce Eum” aunque decidió no promocionarlo tanto, a veces se lamentaba tener que recurrir a compositores de música clásica, debido a su total desconocimiento de las notas musicales en pentagramas y técnicas de composición , todo lo que el hace es de manera innata, por lo cual unos simples “tarara y patum patum” debían ser interpretados para su inserción en el papel.
Vio al computadora de Heather, encendida la mayor parte del tiempo, aun en su ausencia, para estar en contacto con sus amigos, remembro cuando llegaban a su casa y los invitaba a tocar un instrumento de su elección acompañándolo, si estos aceptaban, eran inmediatamente puestos en la lista negra de Paul, y no se les permitía el acceso futuro a casa.
Tecleo en el buscador de mp3 (“ojala hubiera habido uno de estos en Liverpool y conseguir la música de rock americano hubiera sido mas fácil”) su nombre, el de sus dos grupos (Beatles y Wings) y el de sus camaradas por separado, noto gustoso que después de los escarabajos del ritmo, el y las alas eran de los mas solicitados, incluso sobre John, alzo la vista diciendo “Lennon, tu sabes que este era nuestro jueguito inocente”) aunque un poco molesto por la situación de tener su música “gratis “ en la gran red, pero eran cuestiones legales muy poderosas que tenían que ver con derechos civiles y pensó al final de cuentas que los frutos ya habían sido y seguían siendo recogidos (los discos mas caros del mundo) además era una manera de llegar a las nuevas generaciones, quienes percibían su música a través de clones como Oasis o ese cantante que tarareaba sobre un “árbol de limón amarillo”.
Tomo el teléfono, para llamar a New York, a Yoko, para preguntarle como estaba, pero de inmediato recordó que estaba en México, con su exhibición de árboles plantados en pequeños ataúdes, aunque con el paso del tiempo había aprendido a respetar el arte de la compañera de su amigo, este seguía sin convencerle, pero fumo la pipa de la paz con ella cuando junto con Linda y Sean, grabaron “Hiroshima sky is always blue”.
La aceptación de Yoko, vino a raíz de su matrimonio, y de comprender la importancia de tener un apoyo y pareja a lado, Linda, había sido el amor de su vida y en todo su matrimonio jamás durmieron una noche separados, aun sus noches apasionadas con su ultima esposa (la cual había amado de manera tal, que incluso no le importo que le faltara la parte baja de una pierna), jamás la hicieron olvidarla, empezó a tener un poco de hambre y llego a su mente aquella canción de la Eastman, que se llama “Cook of the house”.
Se preparo un café y unos huevos revueltos (sonrió, pensando en que este había sido el titulo original de “Yesterday”) y canto un poco mientras los revolvía en el sartén, después ya sentado frente al televisor, vio un programa sobre los momentos mas vergonzosos de los artistas, en el cual ponían su declaración después de la muerte de John, donde decía (con gran desden según el comentarista) “es una pena”, hacia tiempo que había aprendido a no molestarse con esas irreverencias por parte de los que el llamaba, vampiros de la prensa (en privado por supuesto), cambio inmediatamente al canal de videos y vio su rostro cantando “Let it be” lo cual hizo que pensara en lo tensas que habían sido las sesiones para ese álbum y como habían tenido que retrasarlo para su salida al mercado, era la clásica situación de desmembramiento familiar, Lennon, cargándole el colchón a la Ono, para que estuviera expectante todo el santo DIA de las actividades de los cuatro, e incluso dando instrucciones a John, para que utilizara mas acordes en cada canción y en llaves séptimas, disminuidas etc. Etc.
Mientras hacia remembranza, de cómo habían crecido sus niñas, Rupert, el osito de la canción de las ranas hizo su aparición corriendo agitadamente alrededor de la sala gritando haberlas visto cantar y nadie creyéndole en realidad, fue un éxito en su momento, pero con “Oobu Joobu” no había corrido igual suerte, la realidad es que no había dejado de ser un niño, la fama le había llegado muy pronto y hubo de madurar del modo difícil. Entre editores, y demás buitres del espectáculo, sobre los cuales había salido triunfante, claro que con “una pequeña ayuda de sus amigos” (¡como había sufrido Ringo, con la nota alta al final de aquella canción!).
Concluyo, que en efecto “el hombre es un animal de recuerdos” buen titulo para una canción imagino... ¡pero de Lennon! Sus carcajadas fueron interrumpidas por el teléfono de su oficina, había llegado el momento de volver a la realidad y hacer valer su nombre que esta valuado (el solo) en 300 millones de libras esterlinas.

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