Los Juegos Olímpicos de México 1968, oficialmente conocidos como los Juegos de la XIX Olimpiada, fueron un evento multideportivo internacional, celebrado en la Ciudad de México, México, entre el 12 y el 27 de octubre de 1968. La Ciudad de México fue candidata a los Juegos Olímpicos de 1956 y a los de 1960, sin embargo, en ambas ocasiones las candidaturas fracasaron al recibir un mínimo de votos durante la elección. En 1963, la ciudad fue seleccionada como sede de los Juegos, venciendo a Detroit, Estados Unidos, Lyon, Francia y Buenos Aires, Argentina. A partir de ese momento se constituyó formalmente el Comité Organizador que trabajó de manera conjunta con el Gobierno Mexicano y algunas secretarías de Estado en la organización de los Juegos. La mayoría de las instalaciones deportivas se ubicaron en la ciudad, a excepción de cuatro sedes —ubicadas en Acapulco, Guadalajara y Valle de Bravo— y tres estadios de fútbol. Para hospedar a los deportistas, jueces y entrenadores, se construyeron dos villas olímpicas —Libertador Miguel Hidalgo y Narciso Mendoza— además de hoteles y apartamentos. En total, participaron 5516 atletas —4735 hombres y 781 mujeres— de 112 países, que compitieron en 172 eventos de 20 deportes olímpicos —dieciocho deportes olímpicos y dos deportes de demostración—. Se prohibió la participación de Sudáfrica por sus políticas racistas, las Alemanias compitieron como países separados por primera vez, además de que naciones como El Salvador, Honduras, Kuwait, Paraguay, entre otros, hicieron su debut en los Juegos Olímpicos de Verano.
Tommie Smith y John Carlos protagonizaron un momento histórico al realizar el saludo del poder negro durante la ceremonia de premiación de los 200 metros. Diez días antes de la ceremonia de apertura se produjo la Matanza de Tlatelolco, donde el Ejército Mexicano y un grupo paramilitar atacaron una manifestación convocada por el Consejo Nacional de Huelga, lo que causó la muerte de decenas de personas. La altitud de la ciudad fue objeto de críticas, empero diversos eventos deportivos de prueba invalidaron los temores presentes.
Los Juegos de México fueron los primeros organizados por un país en vías de desarrollo, por una nación hispanohablante y los primeros realizados en Latinoamérica. Fueron también los terceros celebrados en otoño y los primeros con controles antidopaje y de sexo. Además, hizo su aparición la Olimpiada cultural. Estados Unidos fue el contingente olímpico más exitoso al obtener 107 medallas. Individualmente, Věra Čáslavská y Mijaíl Voronin, ambos gimnastas, fueron los atletas más condecorados. Bob Beamon realizó el «salto del año 2000» y Dick Fosbury creó una innovadora técnica llamada «Fosbury flop».
La exitosa candidatura de México a los Juegos Olímpicos de 1968 «se basó fundamentalmente en las instalaciones existentes y la experiencia en eventos anteriores». El 16 de octubre de 1925, la Junta General de Delegados decidió que los I Juegos Centroamericanos y del Caribe se realizaran en la Ciudad de México. Este evento tuvo lugar del 12 de octubre al 2 de noviembre de 1926 y en él participaron 269 atletas de México, Cuba y Guatemala. 28 años después, la capital mexicana volvió a celebrar los Juegos Centromericanos. En esta edición —VII— 12 países enviaron a un total de 1336 atletas que participaron en 20 deportes.
Al año siguiente, la capital de la República Mexicana celebró otro importante evento regional, los Juegos Panamericanos. México fue designado sede de la competencia panamericana durante el Tercer Congreso del Deporte de América realizado en Buenos Aires. Un punto a favor de México fue el «desarrollo económico que comenzaba a tener respecto a los demás países del continente», consecuencia del Milagro mexicano. Este desarrollo se reflejó, entre otras cosas, con «magnas construcciones», como la Torre Latinoamericana, el Estadio Olímpico Universitario y la Ciudad Universitaria de la Universidad Nacional Autónoma de México. Los Juegos se celebraron del 12 al 26 de marzo de 1955 y en ellos participaron 2583 atletas de 22 países. Un tema polémico y presente en estos Juegos fue la altitud de la Ciudad de México que se hizo presente en las pruebas de esfuerzos prolongados. En 1962, la ciudad fue sede del Campeonato Mundial de Pentatlón Moderno.
La ciudad ya había sido candidata en dos ocasiones. En 1949, la candidatura de México a los Juegos Olímpicos de 1956 fue eliminada en la segunda ronda de votación, obtuvo nueve votos en la primera y tres en la segunda. El COI concedió la sede a Melbourne, Australia. En 1955, la ciudad realizó otra candidatura —Juegos Olímpicos de 1960— que una vez más fracasó. En esta ocasión la ciudad fue eliminada en la primera ronda al obtener solo seis votos, finalmente la sede seleccionada fue Roma, Italia.
El desarrollo económico y la industrialización de México durante los años 50 y 60, sumados a la inversión extranjera y la explotación de los recursos nacionales, convirtieron a México en un «candidato adecuado» para buscar la sede de los XIX Juegos Olímpicos. Así, el 7 de diciembre de 1962, la Ciudad de México lanzó su candidatura inicial para los Juegos Olímpicos. Otras tres ciudades: Detroit, Lyon y Buenos Aires también eran candidatas. Como una confirmación, el 29 de junio de 1963, fue publicado en el Diario Oficial de la Federación un decreto presidencial suscrito por el entonces presidente Adolfo López Mateos en cual se autorizaba al Departamento del Distrito Federal —en colaboración con la Secretaría de Educación Pública— gestionar la candidatura. El Comité Olímpico Internacional elaboró un cuestionario detallado que las ciudades candidatas se vieron obligadas a responder.
En su respuesta, la candidatura mexicana adjuntó un libro trilingüe de 180 páginas titulado "México", que contenía la documentación oficial de la petición de sede, un informe sobre las instalaciones deportivas, opiniones médicas sobre los efectos de la altitud en los atletas, información acerca de los eventos internacionales celebrados en México en años previos y sobre las condiciones climáticas de la ciudad, además de una semblanza histórica y cultural del país. A pesar de la información presentada, el COI solicitó explicaciones verbales. Los delegados mexicanos rechazaron las versiones de peligro por la altitud de la Ciudad de México, además negaron que esta supusiera algún problema grave de adaptación física.
El 12 de octubre de 1963, el contingente mexicano arribó a la ciudad de Baden-Baden, Alemania Occidental tras un viaje de dos días desde la Ciudad de México. Alrededor de las 10:00 a.m. del 18 de octubre, durante la 60.ª Sesión del Comité Olímpico Internacional, inició el proceso de elección de la sede de los Juegos de la XIX Olimpiada. Este proceso inició con la presentación de Buenos Aires. 45 minutos después, la ciudad de Detroit realizó la exposición de su proyecto. Tras un largo descanso, a las 3 p.m. los franceses hicieron lo propio. Finalmente a las 4:15 p.m. las presentaciones finalizaron con la capital mexicana. Eduardo Hay, Josué Sáenz, Marte R. Gómez y Alejandro Carrillo integraron el contingente mexicano. Además se contó con la presencia de Jesús Clark Flores, Pedro Ramírez Vázquez y Manuel Guzmán Willis.
Durante la presentación del proyecto mexicano, Sáenz afirmó que el costo de albergar —comida y alojamiento— a los atletas sería de 2.80 dólares por día y para ello se ocuparían «los ingresos resultantes de comunicaciones». Por su parte, Hay defendió la postura de que la altitud de la Ciudad de México —2240 msnm— no afectaría a los altletas y comprometió a los organizadores a pagar los gastos de aclimatación de los deportistas que así lo solicitaran. También se mencionaron los eventos anteriores realizados en la capital y las plusmarcas logradas en ellos. Se habló de la «estabilidad política, la firme economía y las libertades sociales y políticas» además de la situación de las instalaciones ya existentes en ese año. A las 5:40 p.m., miembros de las Federaciones Internacionales realizaron preguntas a los representantes. Lord Killanin e Yvar Vind se encargaron de supervisar la elección. Se repartieron 58 papeletas de votación, solo 54 fueron regresadas. Aproximadamente a las 7 horas, Otto Mayer anunció los resultados.
Tras escuchar el anuncio, el contingente mexicano estalló en aplausos y gritos de alegría. Inmediatamente después, Gómez y Clark agradecieron la elección de la Ciudad de México y se comprometieron formalmente a cumplir con todo lo prometido en el proyecto. La inesperada victoria de México provocó que «los capitalinos se volvieran locos y, en una u otra forma, externaran su júbilo por la noticia». El presidente Adolfo López Mateos describió la victoria como «una forma de reconocimiento al esfuerzo del Pueblo Mexicano». Senadores, gobernadores y funcionarios del Departamento del Distrito Federal, así como el secretario de Gobernación, Gustavo Díaz Ordaz, hicieron declaraciones similares.
Para los medios mexicanos, el triunfo se debió al conocimiento del COI sobre las condiciones de México y a la defensa de los cinco oradores mexicanos. Sin embargo, diversos factores dieron paso a la elección de la capital como sede de los Juegos; la llegada de Avery Brundage a la presidencia del COI —así como sus visitas al país—, el apoyo de López Mateos a la candidatura, la decisión del organismo de llevar el olimpismo a otros lugares del mundo, e incluso los discursos en los que se apeló a las alianzas políticas de la Guerra Fría con lo que se consiguió el voto de los bloques «ruso», latinoamericano y africano en favor de la candidatura mexicana.
Por su parte, los medios franceses se mostraron «decepcionados» por la elección de México, algunos incluso culparon al gobierno al señalar que la derrota era un «justo castigo a la perversidad de los poderes». En entrevista con L'Aurore, Brundage declaró: «Los delegados han estimado que la elección de México ayudará a la difusión y expansión del espíritu olímpico». En Detroit, el alcalde Jerry Cavanagh expresó su «amarga decepción». Y en Buenos Aires, los medios señalaron que los dos votos obtenidos mostraron que la capital argentina se encontraba «fuera de juego».
En los Juegos Olímpicos de México se celebraron 172 competiciones en 20 deportes. Los deportes de demostración fueron el tenis y la pelota vasca. El tenis regresó al programa olímpico por primera vez desde los Juegos Olímpicos de París 1924 y no volvería al mismo hasta los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984. Con estos Juegos, la pelota vasca haría su tercera y penúltima aparición en el programa olímpico, siendo la primera vez en los Juegos Olímpicos de París 1900 y la última en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992.
El 28 de mayo de 1963, Adolfo López Mateos —por decreto presidencial— ordenó la creación del Comité Organizador de los Juegos de la XIX Olimpiada. Sin embargo, fue hasta la elección de la Ciudad de México en octubre de ese año, que el Comité Organizador se constituyó formalmente. Tras la designación de México como sede, el puesto de presidente permaneció vacante. Por esta razón se creó la Comisión Ejecutiva dirigida por José de Jesús Clark Flores. Además de Agustín Legorreta —finanzas—, Pedro Ramírez Vázquez —construcción— y 18 secciones especiales encargadas de otros aspectos. Inicialmente, el Comité se encargó de «crear un inventario de instalaciones existentes y determinar que modificaciones serían requeridas». Más tarde, se procedió con la creación de un anteproyecto que sería presentado a Brundage en marzo de 1965. El 28 de junio de 1965, Gustavo Díaz Ordaz eligió a López Mateos como presidente del Comité.
Durante la 64.ª Sesión del COI —Roma, Italia—, el Comité presentó un reporte ante los miembros del COI. En la comparecencia se presentaron los costos de albergar a los atletas, la posible ruta de la antorcha olímpica y se abordaron temas como la transimisión de los Juegos, transporte y «visitas médico-deportivas». Además se abordó con especial atención la controversia de la altitud, incluso David Cecil, miembro del COI, propuso retirar la sede a México. Meses después, Mateos dimitió del cargo por razones de salud, por lo que se elegió a Pedro Ramírez Vázquez para reemplazarlo. El 24 de octubre de 1966, por decreto presidencial, el Comité Organizador transformó su estructura administrativa. Y finalmente, el 25 de julio de 1967, se estableció como una «organismo público descentralizado, con personalidad jurídica y patrimonio propio».
Tras la llegada de Ramírez Vázquez, el Comité definió los lugares exactos de las sedes y formuló un programa de construcción, adquirió dispositivos de sincronización, instalaciones de prensa y equipos de cómputo, estableció el control técnico y horarios de eventos, la logística del recorrido de la antorcha, las ceremonias, el control de tráfico, la decoración urbana, etc.
De esta manera, por medio de los equipos de cómputo, se crearon programas de ruta crítica:
La gestión de los programas necesarios para los Juegos se delegó a siete departamentos, además de departamentos especiales creados para las Villas Olímpicas y para el programa de Identidad Olímpica, que fueron supervisados por los altos cargos del Comité. Durante la organización de los Juegos, el Comité trabajó con organismos gubernamentales, diversas empresas privadas, el Comité Olímpico Internacional y las Federaciones Internacionales. La fluctuación en el número de empleados a lo largo de tres años fue de la siguiente manera:
Ante la necesidad de resolver la controversia de la altitud, el Comité Organizador llevó a cabo, entre 1965 y 1967, tres competiciones internacionales preolímpicas. La primera —Semana Deportiva Internacional— se llevó a cabo entre el 11 y el 17 de octubre de 1965. En ella participaron 508 atletas de 18 países que compitieron en eventos de atletismo, boxeo, ciclismo, esgrima, gimnasia, natación y saltos. Los estudios «médico-fisiológicos» realizados a los atletas en diversas etapas del evento establecieron un «claro resultado respecto a la adaptación del deportista a las condiciones». De esta manera se estimó un periodo de aclimatación de seis a ocho días.
La segunda —II Semana Deportiva Internacional— contó con 784 atletas de 25 países. Y la tercera —III Semana Deportiva Internacional— que además de reunir a 2564 deportistas de 56 países, ayudó a la prueba de instalaciones, la preparación técnica y la organización general. Tras esta última, los diversos exámenes médicos aplicados así como los resultados de las diversas competencias, prácticamente resolvieron el tema de la altitud.
Entre el 26 y el 30 de junio de 1968, el Comité Organizador y la Universidad Nacional Autónoma de México realizaron el Primer Congreso Internacional de Derecho del Deporte, al que se invitó a organismos y universidades. Al evento acudieron Gustavo Díaz Ordaz, Avery Brundage, Pedro Ramírez Vázquez y Javier Barros Sierra, además de 430 juristas de 30 países.
Algunas de las conclusiones más importantes fueron:
Los contingentes mexicanos acudieron a diversas conferencias internacionales, especialmente a las Sesiones del Comité Olímpico Internacional, donde el Comité Organizador se encargó que presentar reportes con los pormenores de la organización de los Juegos. En octubre de 1965, el Comité realizó su presentación durante la 63.ª Sesión del COI —Madrid, España—. En esta se habló sobre los avances en los experimentos hechos en México en relación con la altitud. Meses después, en abril de 1966, López Mateos presentó el reporte a los miembros del COI durante la sesión de Roma. En mayo de 1967, el nuevo presidente, Pedro Ramírez Vázquez, lideró el grupo mexicano que presentó el reporte de avances —además de un video sobre las sedes en construcción— durante la 65.ª Sesión del COI celebrada en Teherán, Irán. En ella se abordaron diversos temas como la distribución de las medallas, los avances en la construcción de sedes, el alojamiento y entretenimiento de los atletas, hospedaje, entre otras cosas.
Finalmente, en febrero de 1968, el Comité presentó su reporte final durante la 66.ª Sesión celebrada días antes de los Juegos Olímpicos de Grenoble 1968. En esta sesión, se reportó —hasta ese momento— un total de 2564 atletas y 905 periodistas registrados. Además se habló de los eventos de prueba realizados en las nuevas sedes, la Olimpiada cultural, la red de carreteras, el transporte y las instalaciones para la transmisión de los Juegos, entre otras cosas. El Comité Organizador no solo acudió a las reuniones del COI sino que también realizó algunas de ellas, por ejemplo: la 67.ª Sesión del COI, la Tercera Asamblea General de los Comités Olímpicos Nacionales, el XVII Congreso Mundial de la FIMS y reuniones de 15 Federaciones Deportivas Internacionales.
En total los Juegos Olímpicos de México 1968 tuvieron un costo de $175 840 000 dólares. De ellos $53 600 000 fueron utilizados para instalaciones deportivas, $16 560 000 para obras urbanas, $16 080 000 para la Villa Olímpica Libertador Miguel Hidalgo, $12 720 000 para la Villa Narciso Mendoza y $76 880 000 para gastos directos del Comité Organizador. La construcción de obras estuvo coordinada por el Comité Organizador y fue realizada por la Secretaría de Obras Públicas, el Departamento del Distrito Federal y el Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos. El 93.9% del total fue erogado en México y el restante 6.1% fue erogado en el extranjero.
En su V Informe de Gobierno, Gustavo Díaz Ordaz reportó un costo total de $2198 millones de pesos, se rebasó en $283 000 000 de pesos el monto señalado en el IV Informe de Gobierno; Para Díaz Ordaz este aumento se debió al «mayor gasto corriente que tuvo necesidad de realizar el Comité Organizador». El gasto corriente fue de $961 millones de pesos, de los cuales, $250 800 000 fueron recuperados mediante ingresos generados por los eventos, mientras que $710 200 000, fueron del subsidio que el Gobierno Federal realizó. Además se pagaron $159 600 000 a empresas públicas y a dependencias gubernamentales, por diversos servicios, tales como «pasajes de avión, primas de seguro, lubricantes y combustibles, arrendamiento de villas, impuestos y otros».
Tras discutir con artistas, escritores y expertos deportivos en una conferencia realizada en la Comédie-Française de París en 1906, el barón Pierre de Coubertin decidió integrar competiciones artísticas a los Juegos Olímpicos. Inicialmente se planeó que el primer «Pentatlón de las musas» —competición de arte en las categorías de escultura, pintura, música, literatura y arquitectura— se realizara en Londres 1908. Sin embargo, esto no fue posible por razones de tiempo. La primera celebración olímpica de arte se postergó hasta Estocolmo 1912. Entre Estocolmo 1912 y Londres 1948, el programa olímpico incluyó competiciones artísticas, que también eran recompensadas con medallas.
Los «mediocres» trabajos entregados en las competiciones de Berlín 1936 y Londres 1948, además de la «insistencia de que solo participaran artistas amateur», llevaron al Comité Olímpico Internacional a suspender el pentatlón. Entre 1949 y 1952, el COI retomó la discusión, y tras «un controversial proceso» decidió cancelar definitivamente las competiciones de arte a partir de Helsinki 1952. En su lugar se realizaron festivales y exhibiciones culturales.
Los Juegos Olímpicos de México fueron los primeros con una Olimpiada cultural, un «evento alterno a las competencias deportivas», que comprendía actividades artísticas, culturales e incluso científicas. La presentación del folclore nacional y su diversidad cultural fue un «factor determinante en la formación del programa artístico». Tras la elección de la Ciudad de México como sede, se creó el Departamento de Actividades Artísticas y Culturales, que fue el encargado de organizar la olimpiada. En la 65° Sesión del COI, el Comité Organizador —COO— presentó el proyecto del Programa Cultural. El 22 de febrero de 1967, se publicó un estudio realizado por el COO en el que se decidió que la olimpiada tendría 20 eventos culturales divididos en cinco cateogrías.
La olimpiada, inaugurada el 19 de enero de 1968 en el Palacio de Bellas Artes, tuvo una duración de un año y logró reunir a 97 países. Durante la inauguración, se presentó el Ballet de los Cinco Continentes, asistieron el presidente de México, el presidente del COI, el Regente del Distrito Federal y el presidente del COO. Además se realizaron bailes de Grecia, México y África. El COO se encargó de proporcionar alimentos, alojamiento y transporte a los participantes.
Hubo representaciones cinematográficas, siete grupos de teatro, 27 grupos de danza, 14 orquestas sinfónicas, entre otros. Los países concursantes escogieron los eventos en los que participar, no se entregaron medallas y no hubo jueces. Inmediatamente después de ser invitados 69 países aceptaron participar, tras visitas realizadas por Pedro Ramírez Vázquez a diversos países se agregaron 28 participantes más.
Los eventos realizados fueron los siguientes: [Nota 1]
A raíz de la Olimpiada surgió la idea de crear la Ruta de la Amistad, un corredor escultórico ubicado en el Anillo Periférico. Mathias Goeritz ideó el proyecto y contó con el apoyo de Pedro Ramírez Vázquez. La ruta tiene 17 km de largo y un total de 19 esculturas —más tres localizadas en el Estadio Azteca, el Estadio Olímpico Universitario y el Palacio de los Deportes— creadas por artistas de Japón, México, Polonia, España y Estados Unidos, entre otros. Las esculturas tienen una altura de entre siete y 22 metros y están alejadas una de la otra por aproximadamente kilómetro y medio.
La selección de los escultores fue delegada a un grupo compuesto por un arquitecto, un crítico y un representante del Instituto Nacional de Bellas Artes. Del total de esculturas, 10 fueron construidas en su tamaño original, seis fueron reducidas y tres fueron aumentadas de tamaño. Las esculturas, que fueron hechas de concreto, fueron construidas con la ayuda del Departamento del Distrito Federal y la Secretaría de Obras Públicas.
Desde el momento de la candidatura de la Ciudad de México, el Comité Organizador —COO— dejó en claro que una de las ventajas de su proyecto era la infraestructura ya construida. Sin embargo, aún era necesario crear más. El COO reexaminó las instalaciones disponibles y elaboró nuevos planes. El presupuesto para mejoras llegó a $84 millones —gasto federal— más $75 millones de inversión privada. Sin embargo, no se incluyeron proyectos como autopistas o la creación del metro. Durante la 63° Sesión del Comité Olímpico Internacional, el COO afirmó que se evitarían las «inversiones anticipadas que implicasen procedimientos antieconómicos y que no permitiesen el uso inmediato de las instalaciones», lo que significó que las obras de construcción se iniciarían en 1966. En abril de ese año, Adolfo López Mateos reportó en Roma que las obras se encontraban en «etapa de planeación y diseño».
Tras los cambios a la organización del Comité introducidos el 24 de octubre, se creó la Dirección de Control de Instalaciones, cuyo trabajo fue vigilar el cumplimiento de «criterios y especificaciones» durante la construcción y, tras esta, operar y mantener las instalaciones. Además de realizar los programas arquitectónicos que más tarde fueron entregados a la Secretaria de Obras Públicas para la elaboración de los anteproyectos.
Tras los análisis, se decidió construir nuevas instalaciones:
La Secretaría de Obras Públicas diseñó el Canal de Remo y Canotaje, el Polígono de tiro y la Sala de Armas. Por otra parte, el Palacio de los Deportes, el Velódromo Olímpico, la Alberca Olímpica y el Gimnasio Olímpico fueron diseñados por arquitectos independientes. Con excepción de la pista del Velódromo, todas las instalaciones fueron construidas por técnicos mexicanos. Las siete instalaciones se construyeron, acondicionaron y equiparon en un lapso de aproximadamente 521 días, mientras que las secciones habitacionales de las Villas Olímpicas en 455 días.
Algunas otras instalaciones ya existentes —27— fueron acondicionadas como sedes. Este acondicionamiento duró entre 44 y 686 días. Entre ellas destacan, el Campo Marte, el Estadio Azteca y el Auditorio Nacional. El Estadio Olímpico Universitario construido entre 1950 y 1952 y con una capacidad de 83 700 espectadores, fue elegido como el estadio olímpico. Asimismo, fue sede de las competiciones de atletismo y algunos partidos de fútbol. Se sembraron en total 448 719 m2 de siete diversas clases de céspedes, entre los que destacan el Lolium perenne, Poa pratensis y Festuca rubra, además de la siembra de 31 637 unidades variadas de plantas, arbustos y árboles de ornato, y la plantación de Taxodium mucronatum en varias sedes.
La Carta Olímpica —de 1967— establecía en su artículo 37 que:
El Comité Organizador deberá proveer una Villa Olímpica para hombres y una para mujeres, para que competidores y oficiales puedan ser alojados juntos y alimentados a un precio razonable. Las Villas deberán ubicarse lo más cercanamente posible al Estadio Olímpico, campos de entrenamiento y otras instalaciones. [...]
Tras un estudio, el Comité Organizador decidió construir dos edificios separados —uno para atletas y oficiales y otro para jueces y participantes de la Olimpiada cultural—. El primero fue llamado Villa Olímpica Miguel Hidalgo y el segundo Villa Olímpica Narciso Mendoza. Un total de 13 835 personas habitaron las villas por 20 días y fueron necesarios 6000 trabajadores. Entre el 12 y el 27 de octubre, el Servicio de Comedores preparó un promedio de 22 229 raciones de comida diariamente, en total se prepararon 356 467 raciones.
Se tendieron 452 141 camas. Se emplearon 14 600 almohadas, 14 736 colchas, 85 500 sábanas; 107 000 pastillas de jabón y 83 520 rollos de papel; 5994 litros de desinfectantes; 300 aspiradoras, 1000 escobas y 11 camionetas destinadas al traslado de ropa. Diariamente se recogieron 64 toneladas de basura. En total se emplearon 62 115 kilogramos de condimentos, 9925 de tres tipos de azúcar, 76 780 de aves de corral, 118 706 de carne, 31 811 de pescado y mariscos, 214 694 de fruta fresca, 335 777 de verduras, 386 040 huevos y 68 855 litros de leche. El costo —entre el 12 de octubre y el 7 de noviembre— por persona fue de cuatro dólares e incluyó alimentos, alojamiento y transporte.
La Villa Olímpica Miguel Hidalgo —nombrada en honor a Miguel Hidalgo y Costilla, padre de la patria mexicana e iniciador de la Guerra de Independencia de México— fue construida al sur de la Ciudad de México en nueve hectáreas —más tarde fue ampliada con 20 000 m2—. La construcción —a cargo del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos — se inició el 2 de mayo de 1967. El 17 de septiembre de 1968, fue inaugurada por Gustavo Díaz Ordaz.
Constó de 5044 cuartos y 2572 baños en un total de 904 departamentos. Además incluyó un edificio de Control y Registro, seis edificios temporales para comedores, Centro de Prensa, un anfiteatro, pistas de tartán, dos gimnasios, estacionamiento, campos de entrenamiento, lavanderías, laboratorios, una estación de bomberos y alojamiento para el Destacamento Militar Olímpico. Al finalizar los Juegos Olímpicos, los departamentos fueron puestos a la venta y la Villa se renombró como «Unidad Habitacional Villa Olímpica», mientras que los espacios deportivos fueron denominados «Centro Deportivo Villa Olímpica».
La Villa Olímpica Narciso Mendoza —nombrada en honor a Narciso Mendoza, niño militar que participó en el Sitio de Cuautla— se creó con la finalidad de alojar a los árbitros, jueces, etc. Construida al sureste de la Ciudad de México, ocupó los bloques I y III de una zona residencial edificada por la Secretaría de Obras Públicas y el Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos. La Villa se constituyó de 686 casas y 470 departamentos en un total de 3474 estancias y 1314 baños. El complejo, que se construyó entre el 1 de agosto de 1967 y septiembre de 1968, contó además con restaurante y cocina, cafetería, auditorio y un comedor para el Destacamento Militar Olímpico. Tras los Juegos, los departamentos fueron puestos a la venta y la Villa se renombró como «Unidad Habitacional Narciso Mendoza».
El Programa de Información del COO se dividió en dos fases; la primera —el Programa de Identidad Olímpica— consistió en la creación de una imagen olímpica en México y la proyección internacional de esa imagen. La segunda fase abarcó la cobertura mediática de los Juegos.
El COO produjo cinco publicaciones especiales: Carta Olímpica —publicación quincenal realizada para informar sobre la «organización y progreso de la preparación» de los Juegos Olímpicos—, Noticiero Olímpico —contenía información sobre «los avances de los proyectos»—, Boletín Oficial —similar a los anteriores pero en «formato más grande y mucho más cuidado»—, Programa Cultural de la XIX Olimpiada —contenía información sobre la Olimpiada cultural— y, durante los Juegos Olímpicos, el Programa Oficial —con toda la información sobre los eventos deportivos—. Se publicaron más de 275 000 copias de una serie de once boletines especiales llamados: México-68, XIX Olimpiada. Además de 3 661 460 copias de 44 boletines informativos trilingües, 125 000 programas para las ceremonias de apertura y clausura, 65 000 programas generales ordenados por deporte y día, 2 850 000 copias de 19 panfletos informativos, 271 000 copias de 20 folletos con las disposiciones oficiales, entre otras impresiones.
Gracias a consultas entre el Departamento de Control de Instalaciones y la Secretaría de Comunicaciones y Transportes se determinó la posición de cámaras y micrófonos, la forma de enviar las señales y las áreas que se asignarían en la Torre de Telecomunicaciones. En las sedes se establecieron 237 posiciones para televisión y 390 para radio; se instalaron además 146 cabinas especiales para los cronistas. La primera transmisión en color de los Juegos Olímpicos llegó a 600 millones de espectadores de todo el mundo. Telesistema Mexicano, difusora principal de estos Juegos, en colaboración con la SCT, se encargo de la difusión internacional, tarea para la que se creó un equipo de trabajo con la ABC, la CBC y la EBU. La Villa Olímpica, el Hotel María Isabel y la Torre de Telecomunicaciones fueron los principales centros de prensa. La Villa Olímpica, estuvo equipada con áreas de entrevista y traducción, 153 máquinas de escribir Olivetti, cubículos individuales para periodistas, cuartos oscuros, correo, teléfono, telégrafo, restaurantes, etc. Las instalaciones fueron proporcionadas para la recepción, transmisión y reproducción de los resultados, así como la impresión de blletines y otros comunicados.
En total se realizaron 12 356 llamadas de larga distancia, 7476 mensajes de télex, 7037 envíos telegráficos y 38 876 telegramas privados. Entre el 12 y el 27 de octubre se realizaron 4500 ampliaciones fotográficas, 152 000 entregas de correspondencias, la distribución de 63 000 boletines informativos y 3400 resúmenes de resultados. Gracias a la instalación de una estación en Tulancingo, Hidalgo, fue posible la retransmisión satelital a Europa. Este sistema fue empleado por un total de 225 horas y 14 minutos. La cobertura total de televisión a color con canales de audio fue de 938 horas y 39 minutos. En México, 498 estaciones de radio se encargaron de la cobertura de los eventos. En el interior de la república, 39 ciudades recibieron un total de 218 horas y 19 minutos de transmisión televisiva. La Oficina de Acreditación de Prensa registró 4377 representantes de medios de comunicación.
En la búsqueda de dar a los Juegos de México un estilo distintivo, el COO creó el Programa de Identidad Olímpica y con ello los departamentos de publicaciones y diseño urbano, los cuales trabajaron conjuntamente para «integrar los diversos aspectos relacionados con el diseño y las comunicaciones de la XIX Olimpiada». Eduardo Terrazas fue el coordinador general del programa y del diseño urbano y Beatrice Trueblood hizo lo propio en lo relativo a las publicaciones. El Departamento de Diseño Urbano fue el encargado de decorar el interior y el exterior de las sedes. Fuera de las sedes olímpicas se instalaron figuras de fibra de vidrio que representaban a los atletas en cada deporte, figuras llamadas «Judas», inspiradas en figuras pirotécnicas empleadas durante la Fiesta del Judas en México.
También se colocaron globos con el emblema México 68 y calcomanías con la imagen de la paloma de la paz. Se emplearon 50 000 m² de pintura para cubrir la plaza de Ciudad Universitaria. En las principales avenidas de la ciudad, los postes de luz se pintaron hasta una altura de 1.20 metros. El departamento también se encargó diseñar el pebetero y el podio. El 23 de diciembre de 1966, el Congreso de la Unión autorizó la acuñación de una moneda de plata conmemorativa con valor de 25 pesos. Una cara de la moneda muestra el Escudo Nacional de México y el reverso muestra una figura de un jugador de pelota más los anillos olímpicos.
Los principales colaboradores del proyecto fueron Terrazas —diseño urbano—, Trueblood —publicaciones olímpicas—, Manuel Villazon —equipo de diseño estudiantil—, Peter Murdoch —proyectos especiales— y Lance Wyman —diseño gráfico—. [Nota 2] Tras su llegada a México en 1966, Wyman estudió «diseños de indígenas regionales, artefactos aztecas, arte folclórico mexicano, artesanías regionales y la arquitectura de adobe». Tras sus investigaciones, se centró en dos «elementos fundamentales del diseño gráfico para posteriores desarrollos: línea y color».
La identidad combinó las formas de la iconografía tradicional mexicana y el op-art. De igual forma que el arte huichol, el op-art empleaba «líneas concencéntricas, paralelas, divergentes y convergentes». La precisición de las líneas y la simpleza de las figuras empleadas por el op-art, fueron adecuadas para comunicar «la racionalidad, eficiencia y actualidad alcanzadas por México en esa década». En relación a la identidad olímpica mexicana, Ramírez Vázquez afirmó: «ha tomado mucho tiempo olvidar la imagen de México, donde una figura cubierta por un sarape y un sombrero duerme bajo la sombra de un árbol. [...] La nueva imagen internacional de México se está creando este año olímpico . Es, por supuesto, completamente diferente, pero de ninguna manera se está haciendo un esfuerzo por crear una falsa imagen».
De acuerdo a Terrazas, con el proyecto se buscó «dar una imagen de país con rica historia y a la vez moderno, industrial». La identidad olímpica contó con una variedad de elementos gráficos y mobiliario urbano, como quioscos, botes de basura, señalizaciones, transporte, buzones postales, fuentes de agua, etc. También se crearon vestidos especiales para las edecanes, creados con base en el logotipo de los Juegos. Otra pieza clave del diseño de los Juegos fue el color. Se emplearon colores brillantes tanto para el decorado de las sedes y la ciudad en general como los pictogramas.
El logotipo de los Juegos se convirtió en el símbolo de estos Juegos en el mundo. En cuanto a los elementos gráfico, el emblema se conformó con líneas repetidas que «evocaban los diseños precolombinos y los colores vistosos propios de las artesanías nacionales». Según Terrazas, el logotipo, de «un diseño con un componente mexicano, pero modernizado por la geometría», fue resultado de la fusión de los anillos olímpicos con el número 68 y «líneas paralelas al estilo de tablas de los huicholes». La «configuración particular de las letras» dio paso a un alfabeto empleado como «unificante tipográfico» de los eventos y las sedes de los Juegos.
Durante el proceso de creación del logotipo, Pedro De Haro —jefe huichol— y un grupo de huicholes participaron con la creación de una serie de tablas que integraban el 68 y los anillos olímpicos. Aunque la idea fue originalmente concebida por Ramírez Vázquez, fue perfeccionada por los artistas huicholes. Tras la creación del diseño básico, Terrazas ideó la extensión de las letras. Finalmente, la aplicación del concepto fue llevada a cabo por Wyman. Para Dina Comisarenco, las líneas curvas combinadas con el número y los anillos «traslada visualmente el movimiento hacia la palabra México» asemejando las ondas en agua provocadas por el impacto de un objeto. Mientras que «el contraste de la tipografía contribuye a destacar a los anillos», que se convierten en los protagonistas, «el objeto que al caer en el agua pone a México en movimiento».
Los pictogramas olímpicos comenzaron a utilizarse en Berlín 1936. Sin embargo, «su impronta en la memoria internacional ha provocado su desvanecencia por la relación de esos Juegos con la ideología nazi». En Londres 1948, los pictogramas volvieron a aparecer, empero no eran un sistema de comunicación sino una serie de «ilustraciones que representaban los deportes». En Tokio 1964, los pictogramas combinaron tipografía, colores y símbolos para funcionar como una plataforma de comunicación olímpica.
Mientras que los pictogramas tokiotas emplearon a los protagonistas de los deportes, los de México 1968 se sirvieron de los accesorios de cada deporte o de una parte del cuerpo de los deportistas. Estos pictogramas, creados por Lance Wyman, Eduardo Terrazas, Betrice Colle y un grupo de estudiantes de la Universidad Iberoamericana dirgidos por Manuel Villazón, emplearon una amplia gama de colores, lo que acentuó su simplificación y concentración visual. Según Wyman, la iconografía fue similar a los glifos de las culturas del México prehispánico. Wyman también creó los pictogramas de la Olimpiada cultural, además del primer sello postal conmemorativo en honor de Martin Luther King. El sello, emitido por México, incluia la paloma de la paz.
El 7 de diciembre de 1966, la Oficina de Control de Alojamiento comenzó a trabajar. En colaboración con la Secretaría de Turismo, estudió la disponibilidad de alojamiento y hospedaje, organizó las áreas de estacionamiento, controló la reserva de alojamiento y contribuyó a garantizar la existencia de boletos. La oficina contaba con 286 habitaciones en hoteles, además de 58 suites y apartamentos turísticos. También se organizó alojamiento en 3167 hogares privados y apartamentos. Se seleccionaron y entrenaron 1170 personas para desempeñarse como edecanes. La seguridad estuvo a cargo del Destacamento Militar Olímpico, creado con contingentes especiales de la Secretaría de Marina y la Secretaría de la Defensa Nacional. En cuanto al tema migratorio, la Secretaría de Gobernación permitió el ingreso a la República Mexicana sin necesidad de visa consular del 14 de septiembre al 15 de noviembre de 1968.
Del 15 de septiembre a finales de octubre de 1968, un total de 188 388 turistas extranjeros ingresaron al país —un incremento del 37% respecto a 1967— por 75 puntos de entrada. Se construyó una nueva sección en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México para vuelos chárter, que contó con sala de recepción, de inmigración y de descanso e instalaciones aduaneras. Se recibieron 72 vuelos chárter, además de 17 vuelos que fueron los encargados de transportar los 172 caballos destinados a competiciones ecuestres y de pentatlón moderno.
Los voluntarios se dividieron en dos categorías:
Entre el 1 de octubre y el 15 de noviembre, se instalaron ocho puestos de información en la ciudad. Los servicios médicos estuvieron regulados por un Grupo de Coordinación, que, en colaboración con la Secretaría de Salud, supervisó la prestación de atención médica general, la administración del aprovisionamiento de las cocinas y la inspección de las condiciones sanitarias en las viviendas, instalaciones de entrenamiento y competición y baños públicos. En las sedes, la Villa Olímpica, los hoteles María Isabel y Camino Real se construyeron instalaciones de atención médica, ofrecida también en unidades del Instituto Mexicano del Seguro Social. En total 1863 atletas y 837 participantes ajenos a las competencias recibieron atención médica. Fueron dadas 2817 consultas, 699 tratamientos, se aplicaron 46 férulas y 354 inyecciones. De septiembre a noviembre, los vehículos empleados por el COO recorrieron más de 4.8 millones de kilómetros, consumiendo más de 1.8 millones de litros de gasolina.
A pesar de la aprobación del COI, la elección de la Ciudad de México levantó quejas sobre la altitud de la misma —2240 msnm—. Por ello comenzaron a aparecer comentarios «peregrinos e infundados» en la prensa internacional. Respecto a la controversia, Avery Brundage, presidente del COI, declaró: «Los Juegos Olímpicos pertenecen a todo el mundo, no solo a la parte que está a nivel del mar». Sin embargo, durante las Semanas Deportivas Internacionales efectuada en 1965, 1966 y 1967, estos temores fueron ampliamente invalidados. Los resultados de los diferentes eventos resolvieron, de una vez por todas, la controversia sobre la altitud. La altitud de la capital y el aire —con 30% menos de oxígeno que a nivel del mar— afectaron las pruebas de resistencia, sin embargo, las de velocidad y salto obtuvieron «buenos registros».
Los Juegos Olímpicos de México «representaban un Milagro mexicano que el movimiento estudiantil quería desenmascarar». Mientras que el movimiento buscaba que mediante los Juegos se atrajera la atención hacia los abusos del gobierno, este luchaba por evitar que el movimiento diera una mala impresión de México al mundo. Estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México, el Instituto Politécnico Nacional, profesores, obreros, entre otros, protestaron contra el «autoritarismo gubernamental». Con consignas como ¡No queremos Olimpiada, queremos revolución!, los jóvenes «se oponían a la conservación del statu quo, a la simulación de un México democrático y al sistema de gobierno impuesto por el Partido Revolucionario Institucional», eran estudiantes «cansados de que se les impusiera un modelo que consideraban viejo y desvinculado de su realidad».
Tras manifestaciones multitudinarias llevadas a cabo en agosto e inicios de septiembre, el 18 de septiembre, el Ejército Mexicano ocupó Ciudad Universitaria y, cinco días después, el Casco de Santo Tomás. El 27 del mismo mes, se realizó un mitin en la Plaza de las Tres Culturas. El 2 de octubre, miles de personas acudieron al segundo mitin convocado en la Plaza. Rápidamente soldados y tanques rodearon la plaza. Alrededor de las 6:10 p.m. el mitin fue atacado por el ejército y por un grupo paramilitar llamado Batallón Olimpia. En consecuencia, la manifestación fue dispersada, los principales líderes estudiantiles fueron detenidos, 39 civiles y dos militares fallecieron —según cifras oficiales; el número real de fallecidos se desconoce, algunas fuentes afirman que los muertos fueron miles— y más de 500 fueron arrestados.
Al día siguiente, algunos periódicos nacionales calificaron a los manifestantes de «terroristas» y se les acusó de iniciar el enfrentamiento, de buscar «desprestigar a México» y de tratar de frustar los Juegos Olímpicos. El mismo día, el Comité Olímpico Internacional —con sede temporal en el Hotel Camino Real de la Ciudad de México— declaró que los Juegos se celebrarían en México a pesar de lo sucedido. Avery Brundage mencionó que los Juegos continuarían ya que la violencia no había sido dirigida hacia los Juegos. Antonio Carrillo Flores, secretario de Relaciones Exteriores, hizo lo propio ante la Asamblea General de las Naciones Unidas. Y José de Jesús Clark Flores dijo que «solo una tromba o un terremoto acabaría con los Juegos Olímpicos». El 9 de octubre, el Consejo Nacional de Huelga —órgano directriz del movimiento—, aceptó una tregua olímpica con el gobierno, por lo que accedió a no realizar ninguna manifestación entre el 12 y el 28 de octubre.
En la ceremonia de premiación de la final de los 200 metros planos, Tommie Smith y John Carlos, ganadores de oro y bronce respectivamente, subieron al podio descalzos y portando una insignia del Proyecto Olímpico por los Derechos Humanos —el ganador de la plata, Peter Norman, también portó la insignia tras ser invitado por los estadounidenses a hacerlo—. Tras iniciar el Himno Nacional de Estados Unidos, Smith y Carlos bajaron la cabeza y alzaron un puño.
Tras realizar el saludo, Smith y Carlos fueron expulsados de su equipo y de la villa olímpica. A su regreso a Estados Unidos, fueron víctimas de abusos e incluso de amenazas de muerte. No obstante, el saludo es recordado como un importante acto protesta contra la discriminación y ambos son considerados «héroes por la comunidad negra por sacrificar su gloria personal por la causa». Sin embargo, la acción de Peter Norman le condenó al ostracismo; fue aislado por el sistema australiano y a pesar de haber clasificado no fue enviado a Múnich 1972. En Sídney 2000, fue el único atleta olímpico australiano excluido de la vuelta de honor. Tras un divorcio, problemas de salud y abuso del alcohol, falleció el 3 de octubre de 2006 víctima de un infarto agudo de miocardio.
Con el fin de evitar la suspensión de Sudáfrica de los Juegos Olímpicos, en diciembre de 1963, el Comité Olímpico Internacional exigió al Comité Olímpico Sudafricano cambiar sus políticas deportivas racistas. Durante Innsbruck 1964, el COI debatió el asunto y, ante la inacción sudafricana, decidió retirar su invitación al SANOC, estableciendo que, de acceder a condenar el apartheid, podría ser reconsiderada la decisión. Sin embargo, el SANOC no cumplió con el requerimiento, por lo que el 18 de agosto de 1964, el COI prohibió la participación de Sudáfrica en los Juegos Olímpicos de Tokio 1964.
Al año siguiente, la Organización para la Unidad Africana creó el Consejo Supremo para el deporte en África con el objetivo de preparar los Juegos Panafricanos y de evitar la participación sudafricana en el deporte. En la 65.ª Sesión del COI, celebrada en Teherán, Irán, el SANOC accedió, entre otras cosas, a enviar un equipo conformado por atletas de diferentes grupos raciales.
Tras los compromisos pactados y una visita realizada al país, el COI consideró factible invitar a Sudáfrica a participar en México 1968. Sin embargo, la decisión acarreó diversas críticas. En la sesión previa a Grenoble 1968, el COI procedió a invitar oficialmente a Sudáfrica a enviar su delegación a los Juegos. La decisión desencadenó una serie de protestas: los países africanos llamaron a boicotear los Juegos, de igual forma el Bloque del Este amenazó con realizar un boicot y en Estados Unidos una serie de atletas afroamericanos se negaron a participar. Tras discutir el problema, el COI accedió a revertir su decisión; revocó la invitación a Sudáfrica, justificándose en la «atmósfera de violencia alrededor del mundo». Finalmente los boicots planeados fueron cancelados.
Luego de ganar tres oros y dos platas en Tokio 1964, Věra Čáslavská se convirtió en una de las favoritas para México 1968. Sin embargo, en abril de 1968, firmó el «Manifiesto de las 2000 Palabras» en protesta por el involucramiento soviético en Checoslovaquia. Para evitar su arresto, Čáslavská huyó a Šumperk, un pueblo de montaña, donde continuó su entrenamiento empleando la naturaleza: un árbol como barra de equilibro y un prado para practicar sus ejercicios de suelo. Finalmente, en agosto, el Pacto de Varsovia invadió Checoslovaquia. Solo tres semanas antes del inico de los Juegos, Věra obtuvo el permiso para participar. A pesar de la rudimentaria preparación, en la competición de gimnasia, venció en cuatro eventos y en dos finalizó en segundo lugar. En la final de suelo, compartió el oro con la soviética Larisa Petrik, luego de que los juces cambiaran controversialmente los puntajes y declararan un empate. En la ceremonia de premiación, tras entonar el Kde domov můj?, Čáslavská agachó la cabeza cuando sonó el himno nacional de la Unión Soviética.
Las «protestas silenciosas» de Věra Čáslavská significaron el fin de su carrera deportiva. En 1969, las autoridades le exigieron retirar su firma del «Manifiesto de las 2000 Palabras». Ante la negativa de Čáslavská, le prohibieron viajar fuera de Checoslovaquia, así como participar en eventos deportivos públicos tanto en su país como en el extranjero. 10 años después, José López Portillo solicitó al gobierno checo permitir que Čáslavská entrenara a las gimnastas mexicanas. Bajo la condición de que México vendiera petróleo a Checoslovaquia, Čáslavská y su esposo —Josef Odložil, con quien se casó en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México poco después de los Juegos Olímpicos— se trasladaron a tierras mexicanas de 1979 a 1981. Más tarde, se le permitió volver a trabajar como entrenadora y jueza en su país, ocupó importantes cargos relacionados con el deporte checoslovaco y en el Comité Olímpico Internacional.
James Metcalf, ganó la comisión de crear la antorcha olímpica de los Juegos. La antorcha tuvo una longitud de 52.3 cm y un peso de 780 g. Se diseñaron dos tipos de antorchas. El combustible empleado era sólido y consistía de nitratos, azufre, carbonatos de metales alcalinos, resinas y siliconas, estos materiales lograban que la flama ardiera durante más tiempo y ocasionalmente, bajo condiciones extremas producía una flama brillante de color amarilla-roja, sin embargo, ocasionalmente sucedieron explosiones que ocasionaron quemaduras leves a algunos portadores. En Barcelona y Medinaceli ocurrieron explosiones menores. La causa de estas explosiones fue atribuida al contacto demasiado rápido entre una antorcha encendida y una no encendida, más tarde se tomaron precauciones para evitar la repetición de estos incidentes.
La ruta, planeada por el Comité Organizador en búsqueda de emular la ruta que recorrió Cristóbal Colón durante el descubrimiento de América, simbolizó la «unión de las culturas clásicas del Mediterráneo con las de América». El COO contó con la colaboración de los gobiernos de Grecia, Italia y España. En este recorrido, por primera vez, corredores de los diferentes países situados a lo largo de la ruta portaron la antorcha.
El recorrido se inició el 23 de agosto de 1968, cuando la actriz griega María Mosxoliou colocó una pequeña cantidad de resina en un recipiente reflejante cóncavo de metal. A las 10:30 de la mañana, los fuertes rayos solares encendieron la resina, oficialmente la llama olímpica comenzó a arder. Esta fue trasladada a una ánfora pulida y llevada al Templo de Hera. Allí, la primera antorcha olímpica fue encendida y llevada al Templo de Zeus, tras pasar por la tumba de Pierre de Coubertin se inició la ceremonia de la Llama Olímpica, celebrada junto con la interpretación del Imnos eis tin Eleftherían y del Himno Nacional Mexicano. A continuación, la antorcha llegó a Pirgos, primera escala del recorrido. De Pirgos, fue llevada a Laelia, Patras, Egio, Xylokastro, Kiato, Corinto, Megara, Leusis y Atenas, donde, el 24 de agosto, se celebró una ceremonia especial en el Estadio Panathinaikó. Al día siguiente, la antorcha fue transportada hasta el puerto de El Pireo, donde abordó el destructor griego H.H. Navarino con destino a Italia. El 27 de agosto, llegó a Génova, donde el Comité Olímpico Griego la entregó a sus homólogos italianos. Se realizó una ceremonia en honor a Cristóbal Colón, después de la cual 22 corredores la llevaron hasta el puente central de la Porta della Soprano. Al día siguiente, fue llevada a la base naval de Ponte dei Mille, donde abordó el Palinuro, un buque escuela de la Marina Militare.
El 30 de agosto, la antorcha olímpica llegó a Barcelona, al puerto donde Colón fue recibido a su regreso de la expedición del descubrimiento de América. El capitán del Palinuro entregó la antorcha al vicepresidente del Comité Olímpico Español, quien la llevó a la orilla y la entregó al primer corredor español. Este corrió a la Plaza de Cataluña y la depositó temporalmente en una urna. Desde Barcelona, la antorcha cruzó las provincias de Cataluña, Aragón, Huesca y se instaló brevemente en el Templo de la Virgen del Pilar en Zaragoza. Tras su paso por la provincia de Soria, llegó a Medinaceli. Cuando llegó a Madrid, fue llevada a la Plaza Colón, donde se realizó una ceremonia. Luego, en su paso por Sevilla y Trujillo, los corredores llevaron la llama hasta el puerto de Palos, a donde llegaron el 11 de septiembre. La última etapa de su viaje a través de España fue realizada por Cristóbal Colón Carbajal, un descendiente directo de Colón.
En Palos, la llama fue llevada a bordo de la corbeta Princesa, proporcionada por el Gobierno español para cruzar el Océano Atlántico. La ruta española constó de 1286 kilómetros, recorridos en 88 horas. Fue recibida en Las Palmas, Canarias, el 14 de septiembre. Quince días más tarde, la Princesa arribó a San Salvador, en el lugar exacto del primer desembarco de Colón en el Nuevo Mundo. El Comité Organizador y la Asociación Olímpica de Bahamas colaboraron en un programa especial que conmemoró este vínculo simbólico de dos eventos: el primer desembarco en América y la primera aparición de la llama olímpica en el Nuevo Mundo. En el centro de una plaza formada por cinco niveles circulares diseñados para representar los anillos olímpicos, se erigió un monumento para recibir la llama.
Luego de las ceremonias, la antorcha salió de San Salvador con rumbo a Veracruz a bordo del destructor mexicano Durango. En la tarde del 6 de octubre, el Durango llegó al puerto de Veracruz, donde fue llevada a tierra por diecisiete nadadores, que la llevaron en relevos de aproximadamente 850 metros; el último nadador entregó la antorcha a un miembro del Comité Organizador. Él, a su vez, la entregó al primer corredor mexicano, quien comenzó el corto viaje al Estadio Municipal. Después de un programa de danzas folclóricas y música, la antorcha fue llevada por las calles de la plaza principal, donde Mosxoliu la transfirió a una gran urna. Al día siguiente, fue llevada a Xalapa, en un viaje de siete horas y cuarenta minutos. Fue trasladada al Palacio Municipal, donde pernoctó. Más tarde fue llevada a Orizaba. En el camino, la llama se detuvo brevemente en Córdoba. Luego fue trasladada a la Ciudad de Puebla. Cuatro veces entre Xalapa y Puebla, vientos huracanados pusieron en peligro la llama, sin embargo cada vez que sucedía se encendían antorchas de seguridad en Olimpia. [Nota 3]
En la mañana del 10 de octubre, la antorcha llegó a Tlaxcala, donde pasó por las localidades de San Martín Texmelucan, Apizaco y Huamantla. En Huamantla, 2500 artesanos locales crearon una alfombra de flores y arena blanca —de más de tres kilómetros de longitud— para la recepción de la llama. Luego, en el camino a Teotihuacán, pasó a través de Llano Grande, Los Reyes Acaquilpan, Texcoco, Chiconcoac, Tizayuca, Tequisitlán, Tepexpan, Acolman y Acatlongo. En Teotihuacán a las 7:00 pm del 11 de octubre, fue instalada en la explanada de la Pirámide de la Luna, de esta manera inició a la Ceremonia del Fuego Nuevo.
Al día siguiente, comenzó el tramo final del recorrido, desde Teotihuacán hasta la Ciudad de México. A las 10:00 horas llegó al Monumento a la Raza, en una breve ceremonia se encendieron dos antorchas, una fue transportada vía avión a Acapulco y la otra al Museo Nacional de Antropología. La llegada de la antorcha a la entrada principal del Estadio Olímpico Universitario, sucedió en la mañana del 12 de octubre. Fuera del estadio fue recibida por un cadete militar, quien la entregó a la atleta Enriqueta Basilio —la primera mujer en la historia de los Juegos que transportó la antorcha en su recorrido final—. Entró al estadio y dio una vuelta a la pista. Después de subir las escaleras que conducen al borde del estadio, encendió el pebetero olímpico y levantó la antorcha en dirección a los cuatro puntos cardinales.
Durante 55 días, la antorcha olímpica recorrió 13 620 km, 2778 atletas y muchas escoltas la transportaron. Las lámparas de seguridad encendieron 30 antorchas de emergencia, el 15 de octubre a las 10:30 p.m. fue apagada la última lámpara. La llama olímpica se extinguió a las 7:21 p.m. del domingo 27 de octubre durante la ceremonia de clausura.