martes, 22 de octubre de 2013

Reforma Educativa en México

El martes 11 de diciembre del 2012 fue presentada por Enrique Peña Nieto, una de las reformas más esperadas en México desde hace décadas, la reforma educativa. Primero. Se pretende crear el Sistema de Servicio Profesional Docente, el cual estará integrado por concursos de ingresos para docentes y para la promoción a cargos con funciones de dirección y de supervisión en la educación básica y media superior. Segundo. Se busca que la evaluación magisterial, en primer lugar, no sea potestativa o voluntaria, sino obligatoria para todos los maestros; segundo, que la evaluación no sea pactable; y tercero, que tenga consecuencias jurídicas, es decir, el maestro que repruebe la evaluación se tendrá que ir. Tercero. Se crean las escuelas dignas y escuelas de tiempo completo con criterios de calidad, equidad y autonomía de gestión de las escuelas, es decir, se busca darle a cada escuela, los medios necesarios para que cada director haga las mejoras de infraestructura, compre los materiales didácticos, equipe a las escuelas, etcétera. Cuarto. Se crea el Sistema de Información y Gestión Educativa. Este tiene como propósito realizar un censo de escuelas, profesores y alumnos, con el fin de corroborar datos, porque por increíble que parezca no se sabe con exactitud cuántas escuelas, alumnos, o maestros hay en el sistema educativo mexicano. Y quinto. Se quiere impulsar el suministro de alimentos nutritivos y prohibir la comida que no favorezca a la salud de los educandos. Los alimentos que se proveerán tendrán que cumplir con las normas oficiales de la Secretaría de Salud. En esencia nadie puede negar la trascendencia que tiene el que se cree una Reforma, que a nuestro país, dadas las condiciones pasadas, presentes y futuras, le urge. Sin embargo, son los enfoques, concepciones y términos; que al final de cuentas, representan esos pequeños detalles, que si marcan diferencia, los que conviene ajusfar partiendo de distintas premisa, como son: En esencia nadie puede negar la trascendencia que tiene el que se cree una Reforma, que a nuestro país, dadas las condiciones pasadas, presentes y futuras, le urge. Sin embargo, son los enfoques, concepciones y términos; que al final de cuentas, representan esos pequeños detalles, que si marcan diferencia, los que conviene ajusfar partiendo de distintas premisa, como son: a) La desafortunada experiencia histórica que nos confirma que acompañado a cada inicio sexenal aporta una propuesta de Reforma Educativa, b) La falta de un consenso de consulta genuina, preferencialmente pública, representativa e incluyente de las bases educativas, es decir los docentes y directivos inmersos en la educación. Educar es formar antes que instruir, no basta con la mención de que debemos pasar del paradigma de la enseñanza al paradigma del aprendizaje. El enfoque formativo que incluye valores no es en modo alguno una "receta de cocina", cuya sola aplicación garantice resultados. Por tanto habría que preguntarse por ejemplo, ¿al Instituto Nacional de Evaluación (INE) quién lo habrá de evaluar?, y si los alcances de esas evaluaciones, que incluyan alumnos y docentes ¿también alcanzarán para inducir mejoras netas en el sistema educativo?. En suma no es copiando modelos ajenos al nuestro como el hoy tan laureado modelo educativo de Filandia, ni el Cubano, ni el Español; es el de México, su realidad e idiosincrasia, tampoco nos soluciona el problema el seguir al pie de la letra las líneas sugeridas por la UNESCO, ni la OCDE. Emilio Chuayffet reiteró que la educación no es propiedad de un grupo, sino de la sociedad, por lo que el Estado va a reasumir su rectoría. Advirtió que no habrá excepciones para nadie en cuanto a la evaluación o cumplimiento de requisitos que se consideren necesarios para brindar una educación de calidad. La reforma educativa no tiene un proyecto educativo explícito. No hay en ella nada que esclarezca hacia dónde se quiere caminar en el terreno pedagógico ni cómo resolver los principales problemas del sector. Lo que se aprobó no es una reforma educativa, sino una reforma laboral y administrativa disfrazadas. Su objetivo es que el Estado arranque al SNTE la conducción de la educación pública, y que los maestros pierdan un derecho adquirido: la estabilidad en el empleo. De manera vergonzante, sin hacerlo explícito, sostiene que el sistema escolar debe actuar de la misma forma en que funcionan las operaciones de las empresas privadas. Lo que la reforma legaliza es la posibilidad de despedir a maestros y directores que cuentan ya con una plaza de base definitiva (y, por tanto, con un derecho creado), si no obtienen calificaciones adecuadas en las evaluaciones que se les realicen. Tanto Fox como Calderón buscaron impulsar la autonomía de las escuelas, aumentar la inversión en infraestructura y equipamiento tecnológico, elevar la calidad docente, recompensar mediante estímulos y otros programas el buen desempeño docente e impulsar la evaluación educativa autónoma. Es difícil pensar como se puede elegir a un buen docente, al que se le va a pedir que tenga conocimientos pedagógicos, de su materia, y además buenas habilidades de expresión oral y escrita, negociación (para lidiar con autoridades y padres de familia), creatividad (para adaptar su estilo de enseñanza a niños con diferentes trayectorias de aprendizaje), responsabilidad, pensamiento crítico, entre otros, mediante un examen estandarizado de opción múltiple. ¿Pero que constituye un "buen" desempeño y quien lo determina? La pregunta del millón. Después de años de investigación sobre el tema de evaluación docente, y millones de dólares invertidos en todo el mundo, no hay en la comunidad académica un consenso sobre la mejor manera de medir la efectividad docente, aunque se reconoce que los puntajes de los alumnos en pruebas estandarizadas son un elemento importante. La evaluación de los maestros debe tener, como primer propósito, el que ellos y el sistema educativo cuenten con referentes bien fundamentados para la reflexión y el diálogo conducentes a una mejor práctica profesional Aquí se retoma la recomendación hecha por el equipo de especialistas mexicanos e internacionales de que "México necesita definir claramente los estándares docentes para que la profesión y la sociedad sepan cuáles son los conocimientos, las habilidades y los valores centrales asociados a una enseñanza eficaz." Facilitaría por ejemplo, la instrumentación del Servicio Profesional Docente (¿qué tipo de maestro se busca incorporar?) así como las actividades de evaluación educativa (¿qué es lo que se quiere observar y medir?). Generaría, en otras palabras, forma y fondo. Todo indica que ninguna de las reformas ha mejorado en absoluto la calidad de la educación que se imparte en el sistema escolar, es decir, lo que debería ser aprendido no se aprende o se olvida inmediatamente después de los exámenes respectivos. ¿Qué es lo que sucede? ¿Por qué ninguna de las reformas educativas ha resuelto los problemas que pretendía resolver? ¿Son necesarias continuas reformas al sistema educativo escolar? ¿No sería conveniente detener nuestra precipitada marcha y, antes de seguir proponiendo más reformas, examinar por qué han fallado todas las anteriores? ¿Cuáles son los errores que se han cometido?

jueves, 10 de octubre de 2013

Plomo "Terror en la India"

Parásitos del Sistema "Cobarde"