Todo lo malo que ocurre en la vida lo achacamos al diablo, y aunque se ignora si existe realmente o no, se ha vuelto un refugio mental para nuestras desgracias.
Quizás nos negamos a ver que nuestras acciones y forma de conducirnos nos está llevando a situaciones que no nos son agradables, es entonces cuando debemos empezar a cambiar nuestra forma de ser en aquellas áreas en las que no nos sentimos a gusto.
Debemos evitar pensar siempre en lo malo de la vida, ocupando nuestra fuerza en cosas que nos hagan infelices, y por el contrario empezar a empeñarnos en aquellas que nos dejan satisfacción de toda índole.
Recordemos que la vida es una constante lucha hasta el final, de otra manera, no tendría sentido, una pelea por obtener lo mejor de ella, disfrutando los frutos de esta jornada.
Dejemos de ver al diablo, pues, en la música, en el trabajo, en las amistades, en la familia, en nuestra fortuna, en las relaciones de pareja, en fin, en todo aquello que nos rodea, ya que en el momento en que dejemos de pensar en él, veremos de manera más positiva todo alrededor. Saquemos al demonio que llevamos dentro y demos paso a la bondad y misericordia del ser contrario al antes mencionado, todos lo conocemos, pero le dedicamos menos tiempo en nuestra memoria, así que no esperemos más, y una vez empecemos a realizarlo, viviremos el gran cambio, hacia un futuro lleno de bienestar para nosotros y los que nos rodean.
Quizás nos negamos a ver que nuestras acciones y forma de conducirnos nos está llevando a situaciones que no nos son agradables, es entonces cuando debemos empezar a cambiar nuestra forma de ser en aquellas áreas en las que no nos sentimos a gusto.
Debemos evitar pensar siempre en lo malo de la vida, ocupando nuestra fuerza en cosas que nos hagan infelices, y por el contrario empezar a empeñarnos en aquellas que nos dejan satisfacción de toda índole.
Recordemos que la vida es una constante lucha hasta el final, de otra manera, no tendría sentido, una pelea por obtener lo mejor de ella, disfrutando los frutos de esta jornada.
Dejemos de ver al diablo, pues, en la música, en el trabajo, en las amistades, en la familia, en nuestra fortuna, en las relaciones de pareja, en fin, en todo aquello que nos rodea, ya que en el momento en que dejemos de pensar en él, veremos de manera más positiva todo alrededor. Saquemos al demonio que llevamos dentro y demos paso a la bondad y misericordia del ser contrario al antes mencionado, todos lo conocemos, pero le dedicamos menos tiempo en nuestra memoria, así que no esperemos más, y una vez empecemos a realizarlo, viviremos el gran cambio, hacia un futuro lleno de bienestar para nosotros y los que nos rodean.